25.5.14

Reloj de cafe y olvido.

Tiempo sobre arena, vidrio y madera…y quizás está bien que se mida lo que no dura, lo que no existe, lo que termina… se mide en forma solida un inexistente que expía…

…y quizás tan solo se mide la locura sombra del rio de Heráclito: “todo fluye, todo cambia, nada permanece. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río”, dice en uno de sus mas famosos fragmentos… El devenir es parte del principio de las cosas…. Todo es fuego, se enciende y se apaga según la medida. El cambio, el devenir, está regido por el logos. El logos regula el devenir como una ley. El devenir se da según la lucha de los otros. La tensión entre los otros y yo es lucha que genera el movimiento; por eso a la paz sigue la guerra y a ésta nuevamente la paz. “La guerra es la madre de todas las cosas”, dice Heráclito. Y mientras este movimiento retorna eternamente sobre sí mismo. Al terminar el gran año solar todo vuelve a comenzar y a repetirse…y mientras tanto medimos toda esa columna de estío, el tiempo sobre un reloj de arena, arena bañada del rio de Heráclito… locura

El tiempo pasa, la sombra es diurna, la oscuridad nocturna y el curso del agua sigue su camino…. medimos tiempo sobre desiertos, en los desiertos, medimos hasta el tiempo muerto….reloj de arena, pieza de anticuarios sobre cristal donde se arremolina la vida…
…y si no podemos tocar el tiempo, solo medimos olvido, memoria de arena sepultada tras el cristal, inerte y preservada de viento, escapada de insomnios, perenne en olvido….

….reloj de arena, memoria sobre viento que se escapa, arena deseo, cristal olvido… tiempo de acero vencido a sueños dormidos… arena invulnerable a la eternidad de un sentir que se abisma, diminuto cósmico de un tiempo memoria que se disuelve en un mágico de arena… incansables gotas de arena se aprietan allá donde habite el olvido…


Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda

….reloj de arena, de café y cigarrillos, de hojas que han cubierto el camino….
 
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